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Brígida la Santa que peregrinó a Santiago

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Hoy la Iglesia celebra a Santa Brígida, una de las patronas de Europa, quien en su vida peregrinó a Santiago, Roma y Jerusalén.

Brígida Birgersdotter nació en el año 1303 en el caserío de Skederid, ubicado al lado del lugar de Finsta (municipio de Norrtälje), a medio centenar de kilómetros al nordeste de Estocolmo. Allí se conserva el pequeño templo en el que fue bautizada; un sencillo edificio, lugar de peregrinación desde 1391, cuando Brígida fue proclamada santa.

Los ancestros familiares de Brígida ya habían mostrado un afán por peregrinar. Lo habían hecho un abuelo, un bisabuelo, así como sus propios padres, Birger Persson e Ingeborg. Estos habían acudido, a partir de 1321, hasta Jerusalén, Roma y otros centros de piedad.

La joven era prima de Magnus II Erikson, elegido rey de Suecia y Noruega; se casó muy joven; fue dama de  la reina, Blanca de Namur, y consejera de la pareja real. La relación con los jóvenes reyes fue inicialmente muy positiva, pero se deterioró a medida que pasaron los años y el  monarca desarrolló una conducta que no se ajustaba a la ética de Brígida.

La santa quedó comprometida a los trece años con Ulf Gudmarsson, hijo del gobernador de Ostrogotia, en el sudeste del país. Se casaría dos años mas tarde, y el matrimonio tuvo ocho hijos. Entre ellos, la conocida como Catalina de Vadstena, venerada también como santa por la iglesia.

Los esposos acabaron abandonando la corte de Estocolmo, en busca de una vida de mayor espiritualidad y en el año 1341 iniciarian su peregrinación a la tumba del Apóstol Santiago junto a un grupo, en el que también viajaba un monje de la abadía de Alvastra, Svennung, quien sería testigo de su especial vida religiosa.

En Santiago de Compostela consiguió la santa un libro atribuido a san Bernardo, Liber de modo bene vivendi, que luego le influiría en sus escritos. De aquella estancia en Santiago, también se recuerda la llamada visión de Svennung, monje que enfermó en la Ciudad del Apóstol. Durante su enfermedad tuvo una visión en la que aparecía Brígida con siete coronas, lo que interpretó como un símbolo de que la viajera estaba coronada por la gracia divina.

Tras la muerte de su esposo, tuvo una nueva visión que le indujo a establecerse en Alvastra y repartir sus pertenencias y posesiones entre los hijos y los necesitados.

Salió del centro religioso en el año 1350, para acudir a Roma, con objeto de ganar el jubileo por el Año Santo y pedir al papa la autorización para la nueva orden religiosa que había empezado a organizar.

Tras la legalización de las reglas de la orden por el papa, Brígida, ya con setenta años, peregrinó a Jerusalén; su última peregrinación. Un obispo español, Alfonso Fernández Pecha, fundador de la orden de San Jerónimo, místico y confesor de la Santa la acompañó en aquel viaje.

El 23 de julio de 1273 murió esta gran viajera en Roma, acompañada de Catalina, su hija.
En 1391 fue canonizada. En el año 1412 sus restos fueron trsladados desde Roma su tierra natal, para ser sepultados en el monasterio de Vadstena; casa matriz de la Orden que ella había fundado.

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