El arzobispo de Santiago, mons. Julián Barrio, presidió en Cambados los funerales por los tres marineros del cerquero Sin Querer 2. En su homilía se dirigió “con cordial afecto” a las familias afectadas por la tragedia. A ellas les dijo “quiero enjugar vuestras lágrimas y aliviar vuestro dolor con las palabras de Jesús que nos dice: “Yo soy la resurrección y la vida”.
En su prédica el arzobispo se mostró próximo a las familias. Reconoció que el dolor ante la pérdida es tan intenso que resulta difícil “iluminar vuestro estado de ánimo con la luz de la Palabra de Dios”, pero insistió en que la esperanza en la resurrección y la fe en Dios son el consuelo que necesitamos. En este sentido recordó la constitución del concilio Vaticano II Gaudium et Spes, en la que se afirma que “por Cristo y en Cristo se ilumina el enigma del dolor y de la muerte, que fuera de su Evangelio nos abruma”.
Recordó a los tres marineros difuntos y al aún desaparecido por sus nombres y recordó que “Cambados llora. Galicia se ha estremecido. Con esta tragedia todos hemos perdido a unas personas que formaban parte de nuestra convivencia, de nuestra cercanía, de nuestro afecto”. Mons. Barrio también admiró el duro trabajo y la dignidad de las gentes del mar y su valor para asumir el riesgo que corren en su quehacer diario.
Invitó en esta situación límite, en la que “es más fuerte la tentación a desesperar”, a mantener la fe en Jesucristo Resucitado, porque “sólo esta esperanza puede consolar adecuadamente la pérdida de los seres queridos y dar sentido a sus vidas y a sus muertes”. Finalizó invocando la misericordia de Dios y agradeció a todos los presentes su oración y solidaridad cristiana.
Foto de archivo
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