Recorrido histórico – artístico por el templo de Nuestra Señora de la Junquera

Más de 600 años de historia se alojan entre los muros de esta iglesia siendo este Año Santo Jubilar una magnífica ocasión para conocer la centenaria advocación de Nª Sª da Xunqueira, su templo y la propia villa de Cee. A pesar de las vicisitudes históricas vividas y muy especialmente la destrucción sufrida en abril de 1809 durante la invasión francesa, el templo aún guarda una importante parte de la historia de este pueblo así como un innegable patrimonio histórico-artístico, con algunas tallas destacables del siglo XIX y obras de lo últimos grandes imagineros gallegos del siglo XX como fueron Magariños (S. Francisco, S. José y S. Roque), José Rivas (S.Blas), Ángel Rodríguez (Santa Lucía) o José Aldrey (S. Juan).

De la primitiva construcción sólo nos queda su Capilla Mayor cubierta con bóveda de cañón apuntada, construída en perfecta sillería estando reforzada por un arco perpiaño, de sección cuadrangular. Obra gótica realizada entre los siglos XIV y XV cuenta con unas caracterísitcas estilísticas que apuntan hacia una clara influencia de las iglesias construídas por las órdenes mendicantes.

Desde sus orígenes, la iglesia de A Xunqueira estuvo bien dotada tanto de ornamentos litúrgicos como de finas telas de damasco o seda llegadas especialmente desde Flandes, aprovechando para ello la ruta comercial que traía estos materiales para la catedral de Santiago y se descargaban a veces en nuestra villa. La presencia en ella de los arcedianos de Trastámara, que ejercían, además como sus señores jurisdiccionales explica que el templo ceense se asemejase más en contenido y patrimonio a una iglesia de ciudad que a una del mundo rural, a pesar de ser una villa con poco más de 300 habitantes en el siglo XVI.

Avanzado el siglo XVII, el gran arquitecto del barroco y maestro de obras en la catedral compostelana, el ceense Domingo Antonio de Andrade, autor de maravillosas obras como la Torre del Reloj o el Camarín del Apóstol, realizaría para este templo de A Xunqueira dos retablos, el de la Capilla Mayor en torno a 1671 y el de la Cofradía de San Sebastián y Ánimas en 1695, además de una lámpara de plata, la mayor de las que había en la iglesia, donación de un tratante de encajes fallecido en uno de sus viajes al sur de la Península.

Otros objetos, santos y diversos materiales eclesiásticos también llegarían a Cee de su mano, pero todo se perdió en el incendio de 1809, salvo el palio para el Santísimo Sacramento comprado en 1693 y restaurado en Sevilla en el año 2021.

A pesar de este desgraciado acontecimiento perviviría la fe y devoción de todo un pueblo en su Madre, La Virgen de A Xunqueira. En medio de unas tareas de reconstrucción lentas y costosas llegaba a Cee en 1812 la nueva imagen de La Virgen donada por el matrimonio formado por Pedro Antonio Díaz Porrúa e Inocencia González de Lema. La talla, neoclásica, y de gran calidad, se relaciona, por sus caracterísiticas de estilo, con el círculo del afamado escultor Ferreiro, quién ya había realizado para la iglesia ceense una Virgen de la Soledad con anterioridad.

Durante este siglo XIX, muchos vecinos de Cee recurrirían a la emigración y entre ellos hubo algunos que hicieron especial fortuna como el filántropo Fernando Blanco de Lema, o su primo Bartolomé Blanco, emigrado a Nueva York, y que dejaría una importante donación para la realización de parte de la actual fachada del templo en 1878, en el estilo ecléctico imperante en ese momento, según los planos alzados por el arquitecto Ramón Pereiro.

Entre septiembre de 1900 y agosto de 1901 se acometería la ampliación del templo ceense en lo que se refiere a las naves laterales y unión con la fachada exterior. Una placa, en su lado sur, recuerda esta obra de gran importancia en su momento convirtiendo a esta iglesia en uno de los edificios religiosos de mayores dimensiones de la comarca.

La última gran obra del mismo tendría lugar en el año 1931 y se corresponde con la sacristía. Obra de juventud del afamado arquitecto coruñés Santiago Rey Pedreira, autor entre obras del estadio de Riazor, se haría gracias al comerciante Alonso Escudero y su esposa, la maestra ceense Corona Caamaño.

En lo que se refiere a la parte escultórica, tenemos quer destacar el retablo de clara influencia compostelana en su estilo con motivos decorativos inspirados en la Puerta de Platerías y el coro pétreo del Maestro Mateo. Realizado en 1931, acoge, además de la Virgen de A Xunqueira, las imágenes de San José y San Roque, ambas del escultor Maximino Magariños, autor también del magnífico San Francisco de Asís que podemos contemplar en la nave lateral del lado sur de la iglesia. Magariños, autor entre otras muchas obras, del retablo de la Capilla de las Reliquias de la Catedral de Santiago, está considerado como uno de los últimos grandes imagineros gallegos caracterizándose sus trabajos por su fuerte historicismo e inspiración en modelos barrocos.

Por último, la Virgen de A Xunqueira, se representa como una mujer joven, de facciones ovaladas, enmarcadas por cabellos caligráficos, peinados en largas melenas onduladas, y que sostiene, con el brazo derecho, una imagen del Niño Jesús, circunstancia que pensamos podría indicar un origen europeo para la primitiva talla, concretamente de la región de Flandes, donde este tipo de representación fue habitual entre sus artistas en el siglo XV.